Daniel Longoria, joven estudiante de Valladolid, ha sufrido esta mañana un ataque de ansiedad al darse cuenta de que, aunque viviera 100 años, no tendría tiempo suficiente para ver todo el material pornográfico que almacena en su disco duro.
“Somos seres finitos y nuestra percepción es limitada. Ojalá tuviera un cerebro hiperdesarrollado que aprehendiera de una sola vez todos esos pechos y todos esos culos que hay en el mundo”, ha declarado una vez recuperado gracias a la asistencia de los servicios médicos de urgencias.
Más tranquilo, Longoria ha asegurado que quiere tener hijos solo para que su legado “no se pierda como lágrimas en la lluvia”. Considera que el material que se ha ido descargando durante más de diez años tiene que pasar de generación en generación “para que la Humanidad pueda seguir bebiendo de las fuentes del placer aunque yo, pobre mortal, no esté para verlo”.
Las reflexiones del joven han conmocionado las redes sociales hasta el punto de que miles de personas se han ofrecido a ver los vídeos pornográficos que hay en el disco duro de Daniel. “Entre todos podemos ayudar al chaval para que este porno se difunda y se disfrute. Que lo suba en un Torrent o algo y nos ponemos a ello. Nos pueden quitar la vida, pero no la libertad”, podía leerse en Forocoches.
Fusilando a El Mundo Today
Y es que admitámoslo, la experiencia del pobre Daniel es común a muchos mortales, no solamente con respecto al porno - que también - si no en cuanto a música, libros, películas... quien no conoce a un "descargador compulsivo" que mantiene el ordenador "comprando" on line 24 horas al día material que después es imposible que vea. Miles de canciones, cientos de películas que probablemente nunca vean la luz. La verdad es que nunca he llegado a entenderlo. Pero tío… para que cojones quieres algo que nunca te va servir de nada. Es que es “barato” me contestan. Pero joder, ni aunque fuera gratis.
Conocía a uno que se compro en line todas las temporadas de Los Serrano, huelga decir que jamás llego a ver mas allá de tres episodios, al segundo entro en coma y desde entonces no se ha recuperado.
Otro, muy ufano él, puso a comprar la discografía de Alejandro Sanz. Su ordenador se suicido arrojándose a una bañera llena de agua.
En fin, de que hablaba yo… ah, sí.
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